«Cita en Raimundo» por Paco Borrego 15/2/2019

Carlos, el hijo mayor de mi amigo Félix tuvo a bien el compromiso de seguir en la tarea de continuar lo que fuimos y, bajo el nombre “Amigos de La Calzá”, creó un grupo en WhatsApp donde se escriben y se citan con el dichoso aparatito del móvil. El mundo de hoy camina a marchas forzadas inventando artilugios; pero que, por el contrario, aún adolece del mismo mal que aquejaba a nuestros ancestros. Bueno, pues aprovechando que iba a presentar el cartel que había creado para la ocasión, fuimos invitados por él cuantos quisiéramos ir a tan entrañable acto. José Mari, a preguntas de Carlos, le dio la idea de hablar conmigo para introducir con unas palabras la presentación de su cartel y, hete aquí que a un servidor y, una vez aceptada con gran placer mi encomienda, no se me ocurrió otra cosa que “regalar” al personal una de las mejores poesías de mi libro “Semblanzas de Pasión”. La dedicada al pasaje evangélico que se representa en nuestra Hermandad de San Benito. Me perdone la “Palomita de Triana” si no hice mención a ella, máxime cuando está próxima la efeméride de los veinticinco años de su Coronación Canónica. Os prometo que ya se homenajeará como es debido en estos Viernes. ¿Dónde reunirnos? ¡Pues en Raimundo!, ¿dónde si no?. Y, allí estuvimos todos los que quisimos. Los que no, se perdieron mucho, porque, amigos, la vida no es cuánto vivas, sino cómo la vivas y a mis 62 años que estoy a cumplir, si Dios quiere, dentro de nada, he descubierto que vale más un minuto de satisfacción que mil años de aburrimiento. Estará de acuerdo mi querido amigo, Alfonso, “el Cabeza”. Sentado un servidor frente a él y junto a su mujer Candi, recordamos el día que apareció con una raqueta de tenis, mostrándonos que existían más juegos que la pelota, la piola, las bolas, el trompo o la lima. Muy refinado él, nos degustaba con el arte de Santana (¡no tenía dientes!). Y ¡Candi!, la “civilera” de aquel Cuartel que tan buenos recuerdos me trae. Candi, el “limones”, el Mancheño, el “Bota de Oros”, y…¡la otra Candi! Aquella que con su figurita y sus falditas cortas, hacía las delicias de muchos. Se sabía cortejada por quienes se nos caía la baba nada más verla. ¿Verdad Pepe, “El Bola”?. Me comentó la mujer de Alfonso que anda hoy por Barcelona más integrada en las “costumbres” catalanas que en la que fue su verdadera realidad. ¡Cosas de la vida! A mi izquierda estaba Cándido, ¡el bueno de Cándido! Nunca quería estar junto a él, pues todas las jovencitas se fijaban en su portentosa figura y uno se frustraba porque la vida no me hizo tan agraciado. A su lado, su mujer Mari Ángeles. He de reconocer, no te molestes Cándido, que conserva un aspecto fenomenal. Lo que es de agradecer por despertar mis ya atrofiados sentidos. Al frente y junto a Candi, se encontraba “el Pitisú”. Lo siento Conchi, pero tu marido siempre será “El Pitisú”. Ni que decir tiene sus recordadas correrías con quien escribe, con el Félix, aquel que repartía pan por los corrales de nuestro barrio. A quien ayudábamos “el limones” y yo a cruzar el carro por las vías del tren para evitar subir el puente. ¡El puente de la Calzá y Pilatos por él! ¡Qué pasión no ponían los costaleros en las trabajaderas para llevar a Sevilla al Hijo de Dios!. Raimundo hizo de sus adoquines la base del mostrador de su establecimiento. Más allá se encontraba al lado de “el Pitisú”, “el Bragas”. No me pregunten por la razón de estos motes. Todos tienen su significado y algún día los desvelaré, mas hoy no. Para quien escribe, “el Bragas” es mi ilusión frustrada de capataz. Quien mejor conoce los íntimos secretos y la singularidad de ese portento que se pasea los Martes Santo, pero la envidia y el egoísmo no hizo posible mi anhelo. Aquí recuerdo igualmente las andanzas de “el Parrita”, de su padre sentado a la puerta con su gorrilla y bastón, su madre con el delantal sobre el traje negro de las andaluzas de entonces. ¡Siempre tenían luto por alguien!. De “el Enri” haciendo cajas de cartón con su familia en el zaguán de su casa. “Cartonajes Pagusa, los que menos se usan”. De don José “Cojones” Flores (esta vez sí llegó puntual a la cita). De Antonio “el Militar”, ¡como si los demás no hubiéramos hecho la “mili”!. Con su risa y su bonhomía siempre a flor de piel. Y, ¡cómo no!, ese hermoso Cartel que con tan sincero Amor y dedicación diseñó y creó Carlos para convocarnos a tan emotivo acto. Muchas Gracias, Carlos, por continuar la loca aventura de cuantos soñadores de entonces creamos el Grupo Joven de San Benito. Sí, amigos, lo más importante no es los años vivas, lo verdaderamente trascendente es vivir los que te da Dios con intensidad y satisfacción. Y éste acto supuso en mi monótona existencia de jubilado un gran aporte de energía y vitalidad para seguir. Fue como si toda la existencia pasada se hubiera condensado en este lugar al recordar las vivencias y las travesuras de quienes un día fuimos tan jóvenes como los somos hoy, pero con más edad, algunos ya hasta abuelos, los niños de Carlos. No debo olvidar a las mujeres: A Conchi, a Isabel, a la Jóse, a Pili, a Candi, a Mari Ángeles, a Mari “la Marbú”, quien supo comprender el auténtico y sano espíritu de lo que pretendíamos, de cuanto fuimos y hoy somos, a Pilar, a Mame, a Ana Mari; ¡y a Beatriz!, querida amiga, mi final para nosotros. Un monstruo vino a vernos, pero con fe, esperanza y tesón lograremos vencerle. Mucho ánimo, rezaré por ti a quien todo lo puede.

¡BUEN FIN DE SEMANA! – Fco. Borrego

2 comentarios en “«Cita en Raimundo» por Paco Borrego 15/2/2019

  1. Me ha llegado a lo mas profundo las palabras de nuestro amigo Paco Borrego, me hubiese gustado asistir a esta reunión tan maravillosa, mas que nada para saludar a tantos y buenos amigos de la infancia, espero que pronto os reunáis otra vez y esa si pueda estar con todos ustedes para daros un abrazo

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