Vivencias

La Calzada, como San Julián, fue un barrio borrado del mapa. Por no quedar, ni quedan civiles en la Plaza del Sacrificio, la de la Brigadilla de la Calzada del brigada Mancera en la Sevilla del clarín del Brigada Rafael. La Calzada sacrificó sus viejas calles. La calle Vía Crucis, los patios de vecinos, aquel pilón de la calle Oriente que conservaba el recuerdo de las mulas y las angarillas de blanca lona, el olor a mollete y a repápalo de los panaderos de Alcalá.

Esta tarde dejo la calle Santiago, el apeadero versallesco de mármoles de la casa de Villapanés, el zaguán donde se metió el visueño Juan Santos para aprisionar entre las manos del pentagrama el agua del río de inspiración de aquellos compases creadores de «Encarnación de la Calzada». Esta tarde me voy a ver salir San Benito. Sale San Benito y no solamente salen los siete mil millones de nazarenos de la cofradía, el Cristo crucificado en el que vuelve a vivir la sangre de Manolo Ponce, el ángel de Manolo Hita en la delantera de la Virgen. Se abre esa puerta y vuelve a salir ni más ni menos que la vida del barrio de la Calzada, hasta oímos los refregadores en las pilas de los corrales. Suena la Marcha Real en las cornetas y tambores, sale ya el paso. La misma voz me dice lo de siempre:

— Este Pilatos es más guapo que el de la Sentencia, dónde va a parar…

Es que este Pilatos sabe tela, por eso tiene cara de listo. Este Poncio es el que de verdad vive todo el año en la Casa de Pilatos. Y como buen criado de casa grande, se le han pegado las buenas maneras de los señores. Por eso, cada Martes Santo, Pilatos le presenta el pueblo a Jesús. El programa está equivocado, errados los santos titulares de la cofradía de La Calzada. No es la Presentación de Jesús al Pueblo. Es la presentación del Pueblo de Sevilla a Jesús, la presentación del barrio de la Calzada al Cristo de San Benito. Sale el paso, y como ya derribaron la casa de la esquina Pilatos no se mete en la taberna, como antes, pero al ver allí a todo el barrio de la Calzada, le dice siempre lo mismo a Jesús:

— Maestro, mire usted qué pedazo de pueblo tenemos. Yo me lavo las manos, pero donde esté Sevilla, que se quite Jerusalén…

 

 

2 comentarios en “Vivencias

  1. Mi padre vivió en la calza junto al cuartel de la guardia civil «La fábrica de tortas» mi abuela se llamaba ramona y tenían una vaquería que surtían de leche a todo el barrio después de la riada se tuvieron que marchar, les dieron un piso en el tiro de linea

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  2. Mí padre Felix «El Pana» me enseño a querer este Gran Barrio desde que tengo uso de razón;
    me llevaba a mí querida Cerveceria Raimundo cuando se ubicaba en el llamado ´Barco´ ya en el recuerdo de todos por desgracia…pero no se me olvidara aquellas tardes-noche de Martes Santo esperando a San Benito y ver su Cruz de Guia por el puente desde Raimundo…que Sentimiento me llega con este recuerdo…

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